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Alzheimer: cómo diferenciarlo de los cambios normales de la edad

Por el Dr. José Ricardo Jauregui, Director Médico de We Care y Presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría.

Con el envejecimiento, es natural que aparezcan algunos olvidos: tardar un poco más en recordar nombres, olvidar ocasionalmente dónde se dejaron las llaves o necesitar apoyo con nuevas tecnologías. Estos cambios, aunque pueden resultar molestos, no afectan de manera significativa la vida diaria.

El Alzheimer, en cambio, presenta señales más profundas y persistentes. Entre ellas se destacan: olvidos que interfieren con la rutina cotidiana (no recordar acontecimientos recientes o repetir la misma pregunta varias veces), dificultad para planificar o resolver problemas simples, desorientación en tiempo y espacio, perderse en lugares conocidos, o mostrar problemas de lenguaje que impiden mantener una conversación fluida. También son frecuentes los cambios en el estado de ánimo, en la personalidad o en la toma de decisiones.

La diferencia clave está en el impacto: mientras el envejecimiento normal puede traer pequeñas demoras o distracciones, el Alzheimer interfiere con la autonomía y la calidad de vida.

Reconocer estas señales y consultar tempranamente a un profesional es fundamental. Un diagnóstico precoz no solo permite un mejor abordaje médico, sino también la posibilidad de planificar apoyos, tratamientos y acompañamiento adecuados para la persona y su familia.